
7 y media de la mañana, tras una dura noche de vodka y risas varias, intercaladas con algún concierto de grupos que ni conocía ni reconocería si volviera a verlos. Me despierta una canción, 7 veces seguidas la misma canción, proviene de un móvil, ¡maldición! ¡en un festival hippie no debería tener ganas de matar!
Pero esto deja de tener importancia, mi factoría de muñecos me manda la señal de que ya tiene uno a punto de salir de la línea de producción, señal captada, comienzo la misión "Walter Crawford". La aventura acaba bien, entre montañas rocosas doy cabida a mi muñequito y me dispongo a volver a mi tienda a descansar otro ratejo, el día va a ser muy duro y hay que administrar bien la energía que me da mi alimento de los festivales, el maravilloso McMigui
Pero ¡sorpresa! Hay cosas que solo se pueden ver en un festival, y una de esas es la que vieron mis ojos. Como decía antes 7 y media de la mañana, apróx. y un hombre de negocios, con su trajecito gris reluciente, camisita nueva, corbata apretada al cuello y zapatitos recién abrillantados sale de su casa, enganchado a su móvil, cerrando algún negocio importante, se le ve cara de estresado.
Amigos, nuestro personaje antes descrito, salido de Wall Street y afincado en Alcalá la real, lo último que esperaba cuando salía de su casa a trabajar era la estampa que se encontró, 5 hippies haciendo su sesión de yoga matutina en la carretera donde él tenía aparcado su flamante BMW, "patita arriba, respiramos, ahora cambiamos de patita y estiramos la otra".
El contraste me pareció cuanto menos curioso, como la cara que puso el Emidio Tucci cuando vio a los 5 notas haciendo yoga enmedio de la calle, creedme, eso no tiene precio.
Con ese momento me di por satisfecho, todo lo que viniera después daba igual, mi inauguración de la temporada festivalera (un poco más tardía este año) había sido un éxito.
Después ya tocó algún concierto en el jardín del pueblo, con pacharán por doquier a la 1 del medio día, comer, y pal río a pasar la noche y quitarse todo el mal cuerpo del festival, ¡mano de santo oigan!
¡Besitos!