7.3.11

El cacahuete que queria ser actor

Si alguno de vosotros se pilla una bolsa de cacahuetes, ¿qué haría? seguramente, el 90% de la gente que entra a este blog se pillaría un litrico bien fresco para acompañar, el que os regala esta bella prosa entraría dentro de ese 90%, ¡y esque somos un atajo de insensibles!, os lo tengo dicho, tenéis la sensibilidad donde tiene el macho su dicción vallisoletana, ¡atajo de betias!, ¿acaso nadie va a pensar en los pobres cacahuetes?

Y esque, digo yo, esos cacahuetes, tendrán alguna aspiración en la vida, alguna inquietud, algún bello deseo por el porvenir de sus pequeños cacahuetecitos.

Pues bien, hay un menda, Juanjo Ramírez, español, que un día tuvo a bien pillarse una bolsa de estos frutos secos, y parece ser que no quedaban litros frescos en la franquicia del Chen de su ciudad, porque el tio hizo una película con la bolsa de cacahuetes, "gritos en el pasillo" ¿acaso existe un plan mejor un domingo? sabe Patatito que no

Pues hayá que me he aventurado esta noche a visionar dicho largometraje, y sorprendido me hayo, gratamente además. La peli, por lo que he podido leer por ahí se hizo con un presupuesto de un milloncejo de pesetas, vamos, lo que cuesta una teta de Carmen Machi, y joder, el tio es un puto genio. Evidentemente, no sólo de cacahuetes vive la película, los decorados están muy currados, son muy burtonianos (la peli en general es bastante burtoniana), tiene una banda sonora bastante buena, muy presente y ayudando mucho a las interpretaciones, ¡aunque los cacahuetes también lo hacen bastante bien! incluso salen animalitos, magistralmente interpretados por nueces y pistachos, tiene escenas de acción memorables, y por supuesto, las risas están garantizadas

Hostias, cuatro párrafos y todavía no os he dicho el argumento de la película, parezco un guionista de perdidos, perdónenme ustedes. Nuestro querido protagonista maní, un ilustrador, acude a trabajar a un manicomio que tiene muy mala fama por los alrededores, con el engargo de pintar las paredes con motivos alegres para que todo sea un poco menos lúgubre, y luego van pasando cosas cacahuetiles. Esa podría ser la sinopsis a grandes rasgos.

Como conclusión, una buena película, algo más de 70 minutos en los que he estado disfrutando con una historia que me han contado con cacahuetes, me he reido, he aplaudido a la pantalla en alguna escena y encima me ha dado para hacer un exquisito post. Un trabajo muy original, y lo que es más importante, muy bien hecho, made in Spain, sin ninguna teta, sin ningún transexual toxicómano castigado por la vida y la incomprensión de la gente. Os la recomiendo a todos, menos al Tomás.

¡Un beso!